El hámster dorado es sin duda el más popular de su especie vendido en tiendas, y además está presente en millones de hogares de todo el mundo. También este hámster es conocido como hámster sirio, ya que su descubrimiento ocurrió en Siria, de mano del zoólogo George Robert Waterhouse.
Su tamaño es mayor que el de otro tipo de hámster como los siberianos, de Roborowski o los chinos. Su peso medio está entre 90 y 150 gramos, mide entre 13 y 15 centímetros, siendo la hembra más grande que el macho. Este tipo de hámster lo podemos encontrar con el pelo corto o con el pelo largo, llamados también de angora.
Suelen ser algo tímidos y solitarios, no son tan juguetones como otras especies y en algunas ocasiones se encuentran algo cohibidos. Prefiere vivir en soledad y no compartir jaula con ninguno de sus semejantes, a los que llega a atacar ferozmente.
El color del hámster dorado es marrón tirando a dorado, siendo más oscuro junto a su hocico y más claro en la zona de la barriga. Hoy en día podemos encontrar hámster dorados de todos los colores como negros, rojizos, blancos, grises o de color chocolate.
La alimentación es bastante similar al resto de los otros tipos de hámsters. Su dieta será lo más equilibrada posible, en la cual puede estar formada por las siguientes cantidades: un 45 % de semillas, un 20% de alimentos frescos, y por último también debemos de incluir proteínas en una cantidad del 35% de la dieta.
Analizando las reacciones del hámster dorado con otros animales destacaremos la actitud de éste con:
El factor más importante a tener en cuenta cuando adquirimos un ejemplar de hámster dorado, es la limpieza. Es vital para nuestra mascota que se encuentre el lugar donde habita en perfectas condiciones higiénicas, ya que si no es así tendrá más facilidad de poder contraer una enfermedad. Además de la limpieza, el hámster dorado es un animal divertido al que le podemos suministrar pequeños juegos con los que pueda divertirse y hacer deporte para evitar que esté gordo y enferme. Siempre tendrá que tener agua en su bebedero, ya que es necesario para su salud, así como la comida correspondiente en su comedero. Por otro lado, debemos de estar atentos de sus pequeños cambios como pérdida de peso o de apetito, pérdida de pelo, etc. En estos casos debemos de acudir a una clínica veterinaria para hacerle un chequeo.
Durante la gestación la hembra se encuentra sensible, por ello no debemos de molestarla, debe de estar tranquila. Este periodo dura unos dieciséis días y en este momento debemos de proporcionar materiales suficientes para que pueda empezar a construir el nido para sus crías. Las crías nacerán en el dieciseisavo con un tamaño de 3 centímetros, sin pelo y no se valdrán por sí mismas, por ello serán cuidados por su madre que les aportará calor, cariño, etc. También debemos de retirar y separar al padre ya que podría llegar a comerse a las crías. Las crías como ocurre en otros roedores, crecen rápidamente y aunque serán amamantados las tres primeras semanas, ya en la primera semana la madre les empezará a suministrar comida sólida. Nunca deberíamos de tocar o intentar sacar a las crías de la jaula, ya que su madre podría rechazarlas y podría llegar a comérselas, por eso durante los primeros días de nacimiento debemos dejar que sea su madre las que las cuide, nosotros sólo debemos de ser espectadores de la propia naturaleza.
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